Historia de la Teoría del Big Bang
En 1948 el físico ruso nacionalizado estadounidense George Gamow
modificó la teoría de Lemaître del núcleo primordial. Gamow planteó que
el Universo se creó en una explosión gigantesca y que los diversos
elementos que hoy se observan se produjeron durante los primeros minutos
después de la Gran Explosión, cuando la temperatura extremadamente alta
y la densidad del Universo fusionaron partículas subatómicas en los
elementos químicos.
Cálculos más recientes indican que el hidrógeno y el helio habrían
sido los productos primarios del Big Bang, y los elementos más pesados
se produjeron más tarde, dentro de las estrellas. La teoría de Gamow,
aunque elemental y luego rectificada, proporciona una base para la
comprensión de los primeros estadios del Universo y su posterior
evolución.
La materia existente en los primeros momentos del Universo se
expandió con rapidez. Al expandirse, el helio y el hidrógeno se
enfriaron y se condensaron en estrellas y en galaxias. Esto explica la
expansión del Universo y constituye la base física de la ley de Hubble.
Según se expandía el Universo, la radiación residual del Big Bang
continuó enfriándose, hasta llegar a una temperatura de unos 3 °K (-270
°C). Estos vestigios de radiación de fondo de microondas fueron
detectados por los radioastrónomos en 1964, proporcionando así lo que la
mayoría de los astrónomos consideran la confirmación de la teoría del
Big Bang.
Las recientes mediciones del corrimiento al rojo de las supernovas, atribuidas de momento
a la energía oscura, indican que la expansión del universo, lejos de
frenarse, se está acelerando. El estudio de los agujeros negros y el
reciente descubrimiento de las ondas gravitacionales siguen aportando
más datos interesantes. Parece que la investigación sobre el Big Bang
tiene todavía por delante un largo recorrido.
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